lunes, 7 de septiembre de 2009

Cayendo

Manuel Ignacio Gómez Lecaro
A Hugo Chávez le tomó ocho años como presidente apagar la imagen y voces del canal RCTV. Si Rafael Correa cumple con su amenaza de este sábado, le habrá tomado poco más de dos años deshacerse de Teleamazonas. Correa parece menos radical que Chávez, pero está superando a su maestro en lo que a atropellos a las libertades se refiere.
Marcel Granier, director de RCTV, en una reciente entrevista en diario Hoy, dijo que “aquí Correa avanza mucho más rápido que Chávez. En dos años, Chávez no había hecho todo lo que ha hecho Correa, así que prepárense, que falta lo peor”. El mismo Correa dijo hace dos años que él hubiera cancelado inmediatamente RCTV, sin esperar como lo hizo Chávez a no renovar la frecuencia. Ya nos había advertido de los atropellos que tenía en mente. Estábamos y estamos prevenidos.
No es coincidencia que en Venezuela y Ecuador ocurran estas cosas. No es coincidencia que en los países gobernados por populismos con pretensiones dictatoriales se dé lo mismo. Cuando un gobierno simplemente no entiende lo que significa la libertad de expresión, solo podemos esperar lo peor.
Tener el control de otros canales de televisión –tanto que él decide qué programas se quedan o se van– no es suficiente para Correa. Quiere más. De principal confrontador con los medios de comunicación, se está convirtiendo en su principal propietario y director. Seguimos esperando que se vendan los canales del Grupo Isaías. Y parece que lo seguiremos haciendo mientras dure este gobierno.
Escucho discusiones sobre si Teleamazonas cometió o no una falta al transmitir el audio del Presidente. Pero ese no es el tema. El Presidente está atacando, como nunca se había visto en este país, la libertad de expresión. Ese es el único tema en discusión. Las “faltas” anteriores por las que se ha sancionado a Teleamazonas, para llevarla al borde de una suspensión, son una burla. Son un ataque directo y descarado.
Debe estar feliz Correa de encontrar una excusa que lo acerca al cierre del canal de televisión que le dice las cosas como son. Se le notaba la emoción este sábado, cuando decía exaltado, que “yo no les tengo miedo, no me tiembla la mano, y pediré… que Teleamazonas sea definitivamente clausurada”.
El público también se emocionó y empezó a corear “así, así, así se gobierna”. No se dan cuenta que ese señor que vocifera, hoy empieza atropellando los derechos de un grupo de periodistas, pero mañana les tocará a ellos. Nos tocará a todos.
Correa terminó su exaltado discurso diciendo que “por eso necesitamos los Comités de Defensa de la Revolución… para defender al Gobierno”. Yo me pregunto, en cambio, algo cada día más difícil de contestar: ¿quién nos defiende de este Gobierno?
Carlos Jijón, director nacional de noticias de Teleamazonas, dijo que esto “es una amenaza no solo contra Teleamazonas, es una amenaza contra la prensa en general… para que el resto de la prensa vea lo que le puede pasar si quiere practicar un periodismo independiente”.
La intimidación funciona. Pero no por mucho tiempo. Logrará callar algunas voces. Pero no todas.
Si cae Teleamazonas, caerá más bajo que nunca nuestra libertad. Y Correa empezará a caer también.

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