Francisco Febres Cordero
A mí sí me parece muy bien que se apruebe esa ley que el Panchana, sonreidísimo y totalmente eufórico, dice que ha hecho él y los malos dicen que lo único que ha hecho él es decir que la he hecho él. ¡Qué malos que son los malos con el pobre Panchana! Lo cierto es que está de que el Cordero la ponga rápido a consideración de los asambleístas para que ellos, también rápido, le alcen la mano. No, pues, al Panchana, sino a la ley, para aprobarla en su integridad, como se merece.
Y es que ¡cuánta sustancia que tiene la ley! ¡Qué articulada con muchos artículos que está!
¿Ustedes han leído el proyecto del Panchana? Yo tampoco, no se preocupen. Ni el Panchana creo que ha de haber leído.
Bueno, de lo que sé, la tal ley sirve para regular el ejercicio del periodismo. Con eso estoy totalmente de acuerdo porque en la revolución ciudadana todo lo que es regular debe ser mejorado para que deje de ser regular y pase a ser excelente.
Por eso la ley dice que de aquí en adelante pueden ser periodistas solo los que han estudiado periodismo. ¡Qué maravilla! Porque ahora hay unos que siacen los periodistas sin haber estudiado. O sea a esos hay que eliminarlos por mediocres, ineptos y torpes. ¡Híjoles, ahorita que me doy cuenta ya me fregué! Yo también voy a tener que comenzar a estudiar. ¡Horrible me está pareciendo la ley en este acápite! Ojalá el Panchana se dé cuenta de eso y, como tampoco él ha estudiado, salga por sus fueros y nos reivindique a todos los vagos, mediocres, calumniadores, infames y pitufos.
En cambio, una cosa que me parece muy bien de la ley es que los periodistas podemos desacatar una orden que viene del superior jerárquico, aduciendo objeción de conciencia. Bueno, pero para eso primerito el gobierno de la revolución ciudadana tiene que pasar otra ley en que el Correa nos otorgue conciencia porque, hasta el momento, él dice que somos totalmente inconscientes. Y otras muchas cosas también dice pero, como esas están totalmente fuera de la ley, mejor no las comento.
Lo que más me gusta es que, por fin, la ley sancionará a los que injurien, calumnien y atenten contra la honra de las personas. ¡Se jodió el Correa! Los sábados va a tener que quedarse callado por lo menos durante una de las tres horas que habla, para no ser sujeto de sanción. Ese artículo me suena a que fue redactado con dedicatoria por el círculo rosa para controlar al jefe que en calumnias, insultos e injurias supera a cualquier periodista, sea este persona, animal o cosa, con o sin título. De solo oír lo que dice el Correa, el círculo rosa se ha de poner rojo. Horrible.
Por último, la ley establece la integración de un Consejo que, como su nombre lo indica, es el que va a aconsejar qué se debe publicar y qué no, qué se debe decir y qué no, qué se debe televisar y qué no. Por eso, es mejor irse entrenando desde ahora y aprender a hablar bien del Correa, de la Asamblea, del Panchana, de la revolución ciudadana y de todos mismo para después poder seguir los consejos del Consejo a fin de que, aprobada la ley, no nos den el vire y nos callen para siempre jamás. Amén.
Y es que ¡cuánta sustancia que tiene la ley! ¡Qué articulada con muchos artículos que está!
¿Ustedes han leído el proyecto del Panchana? Yo tampoco, no se preocupen. Ni el Panchana creo que ha de haber leído.
Bueno, de lo que sé, la tal ley sirve para regular el ejercicio del periodismo. Con eso estoy totalmente de acuerdo porque en la revolución ciudadana todo lo que es regular debe ser mejorado para que deje de ser regular y pase a ser excelente.
Por eso la ley dice que de aquí en adelante pueden ser periodistas solo los que han estudiado periodismo. ¡Qué maravilla! Porque ahora hay unos que siacen los periodistas sin haber estudiado. O sea a esos hay que eliminarlos por mediocres, ineptos y torpes. ¡Híjoles, ahorita que me doy cuenta ya me fregué! Yo también voy a tener que comenzar a estudiar. ¡Horrible me está pareciendo la ley en este acápite! Ojalá el Panchana se dé cuenta de eso y, como tampoco él ha estudiado, salga por sus fueros y nos reivindique a todos los vagos, mediocres, calumniadores, infames y pitufos.
En cambio, una cosa que me parece muy bien de la ley es que los periodistas podemos desacatar una orden que viene del superior jerárquico, aduciendo objeción de conciencia. Bueno, pero para eso primerito el gobierno de la revolución ciudadana tiene que pasar otra ley en que el Correa nos otorgue conciencia porque, hasta el momento, él dice que somos totalmente inconscientes. Y otras muchas cosas también dice pero, como esas están totalmente fuera de la ley, mejor no las comento.
Lo que más me gusta es que, por fin, la ley sancionará a los que injurien, calumnien y atenten contra la honra de las personas. ¡Se jodió el Correa! Los sábados va a tener que quedarse callado por lo menos durante una de las tres horas que habla, para no ser sujeto de sanción. Ese artículo me suena a que fue redactado con dedicatoria por el círculo rosa para controlar al jefe que en calumnias, insultos e injurias supera a cualquier periodista, sea este persona, animal o cosa, con o sin título. De solo oír lo que dice el Correa, el círculo rosa se ha de poner rojo. Horrible.
Por último, la ley establece la integración de un Consejo que, como su nombre lo indica, es el que va a aconsejar qué se debe publicar y qué no, qué se debe decir y qué no, qué se debe televisar y qué no. Por eso, es mejor irse entrenando desde ahora y aprender a hablar bien del Correa, de la Asamblea, del Panchana, de la revolución ciudadana y de todos mismo para después poder seguir los consejos del Consejo a fin de que, aprobada la ley, no nos den el vire y nos callen para siempre jamás. Amén.
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