Publicado el 29/Septiembre/2008
Por Mauricio Pozo Crespo
¡Otra vez arroz! Ya hasta se pierde la noción del número de veces que hemos asistido a las urnas en los últimos años. Si fuera esa la vía para resolver los grandes problemas nacionales, estos ya no existirían. Hemos gastado cientos de millones en procesos electorales y los pobres siguen sin atención digna en los hospitales, la inseguridad ciudadana es pan de todos los días, la educación pública es pésima y lamentablemente hoy sigue más politizada que nunca con el MPD en el Gobierno. ¿Qué le sirve más a la gente, ir a votar a cada rato o que consigan empleo, reciban mejor trato en los hospitales, sus hijos tengan una mejor calidad de educación y no nos maten o asalten en las ciudades del país? Se dirá que es la mejor expresión de la voluntad popular y signo de democracia. Es verdad, pero en esa forma y con esa frecuencia. Debe ser sobre bases voluntarias donde prime la libertad de elegir y de participar. De cualquier forma, el día 28 de septiembre fue la consulta popular sobre la nueva Constitución y sea cual haya sido el resultado que desconozco a la fecha de escribir este artículo, cabe preguntarse si ¿seguiremos de elección en elección, de consulta en consulta, viviremos el futuro agotados de campañas políticas o resolveremos los problemas de país? ¿Se va a mantener el manejo de la economía sobre el principio del dispendio y el despilfarro? ¿Recuperaremos alguna noción de prudencia y responsabilidad para el futuro? ¿Seguiremos insistiendo que el Estado debe hacer todo a pesar de que lo hace mal, cuando lo importante es que tengamos más petróleo, mejores telecomunicaciones, más electricidad y mejores servicios públicos, independiente de quién lo haga? ¿Trataremos de unir al país entre ricos y pobres, costeños y serranos, empleados y empresarios y entre aliados del Gobierno y opositores? O ¿tal vez seguirá la búsqueda de apoyo popular sobre la base de la desunión nacional?Los enemigos del Gobierno y del Estado Ecuatoriano no son los opositores al Régimen ni sus críticos, son los delincuentes que nos asaltan en las esquinas, son los evasores de impuestos, son los corruptos en cualquier nivel en que se encuentren. Los que piensan distinto, los que opinan diferente son eso, ecuatorianos con todo el derecho a discrepar y de criticar. Si a esos ecuatorianos se les busca descalificar en lo personal, se les ofende e insulta, se les persigue o se les encarcela, es entonces la bronca, la agresividad y el abuso del poder el estilo de Gobierno. Esto nunca termina bien. Qué tranquilizante es un jefe de Estado ecuánime, maduro, equilibrado, responsable y respetuoso de sus críticos, ese es el estadista. Resulte lo que resulte, las expectativas de los ecuatorianos para un mejor futuro siguen vigentes y eso no va a ser posible sin rectificaciones en la forma y en el fondo. ¿Seguirá la economía fuera de la agenda?
mpozo@hoy.com.ec
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