Manuel Ignacio Gómez Lecaro
Este lunes Carlos Vera recibió un merecido homenaje. Más que un homenaje al periodista, fue un llamado a la defensa de esa libertad de expresión que Rafael Correa tanto aborrece
Más allá de estilos y formas de pensar, Carlos Vera es símbolo de ese periodismo frontal, que encara sin miedo al poder. Por eso nunca ha sido el favorito de quienes hacen del poder un arma para controlar, en lugar de una herramienta para servir
Entre ellos están Rafael Correa y muchos en su gobierno, quienes no entienden realmente lo que significa la libertad de expresión. Es verdad que aquí no hay periodistas encarcelados ni torturados. Pero Correa utiliza otros métodos para atacar e intentar limitar nuestra libertad.
Este Gobierno ataca la libertad de expresión al interrumpir descaradamente el programa de Carlos Vera, con cadenas de televisión con dedicatoria. Al presentar una denuncia penal contra el director de un diario por un editorial que no le gustó. Al insultar, desprestigiar y ridiculizar a periodistas que día a día se juegan el pellejo por mostrar la verdad. Al inundar los canales de televisión con cadenas nacionales que imponen su visión de los hechos, burlándose en la cara de la visión más imparcial que brindan los canales en sus noticieros. Y sobre todo, al promocionar un proyecto de Constitución que le permitiría agarrar a los medios por el cuello con nuevos mecanismos de censura y la amenaza de que el Estado se convierta en su dueño parcial.
Cuando uno ve el escaso entendimiento de nuestro Presidente de lo que la verdadera libertad de expresión significa, uno duda que haya vivido y estudiado en Europa y Estados Unidos. De lo contrario, sabría aceptar e ignorar, como lo hacen mandatarios de países desarrollados, las críticas frontales e incluso las burlas y parodias contra el poder de turno. La visión de Correa está muy lejos de la de esos países. Se acerca más bien a visiones dictatoriales que en lugar de encontrar en los medios de comunicación y sus periodistas a aliados de la verdad, encuentra en ellos a obstáculos y enemigos que derrotar.
Uno de los momentos más divertidos del homenaje a Carlos Vera fue cuando en un video sobre su trayectoria periodística se mostró una entrevista al candidato Rafael Correa. Ahí, el sonriente futuro presidente felicita a Carlos Vera, a su programa y a Ecuavisa por su objetividad e imparcialidad ejemplares. Todos en el público nos reímos. ¿Es ese el mismo Correa que hoy despotrica justamente contra los medios más serios y objetivos? ¿Dónde se fue ese candidato que parecía abierto, liberal y democrático?
Carlos Vera aceptó en su discurso haber pecado de ingenuidad al apoyar en su momento a Rafael Correa, ignorando a quienes le advertían el peligro que ese joven candidato representaba. No es ni será el único arrepentido y desilusionado.
Mientras existan periodistas defendiendo nuestro derecho a hablar, opinar, cuestionar, criticar, desafiar, reclamar y decir lo que tenemos en nuestras cabezas, los Correas del mundo tendrán problemas al imponer sus engaños. Carlos Vera repite todas las mañanas en su programa que no debemos callar. Que debemos vencer el miedo. Él lo hace a diario. Mientras sean más, el futuro no se ve tan mal.
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