Una vez más quedó establecido que la narcoguerrilla ha estado entrando y saliendo del Ecuador como casa propia. No parece una coincidencia que dos capos de las FARC, Simón Trinidad y ahora Reyes, fueron el primero apresado y el segundo abatido en suelo ecuatoriano.Lo más grave es que en ambos casos fueron los organismos de inteligencia colombiana, no los de Ecuador, los que conocían de este hecho. Lo de Reyes es hasta bochornoso: no son nuestros servicios de inteligencia los que informan a Correa de la presencia de Reyes en Ecuador, ni del campamento, sino que es Uribe el que lo hace, y el que además le tiene al tanto de los sucesos.¿Nada de esto sabían nuestros militares? ¿No es que gastamos millones de dólares en mantener la frontera asegurada? ¿No es este el constante reclamo que se le hace a Colombia? O hay una grosera ineficiencia en ese gasto, o simplemente no hay tal gasto. (¿Cómo es que estos señores son muy buenos para espiar a la oposición y no a las FARC?) De ser cierto que existen evidencias de los vínculos de altos funcionarios del régimen con las FARC, ello vendría a explicar nuestra pasividad. Pero sería algo grave.Porque la otra alternativa es peor todavía: que del lado ecuatoriano sí se sabía de la presencia de Reyes y de los detalles del operativo, y que fue simplemente el descuido de las tropas colombianas de no evacuar todos los cuerpos lo que obliga al Ecuador a protestar. ¿Sabían de eso nuestros militares y ocultaron esta información?Igualmente asombrosa resulta la historia de los pijamas. A nadie se le ocurre que los guerrilleros duermen en pijamas. Salvo que sea tal la confianza que sienten en suelo ecuatoriano. Pero aun así. Lo único que nos falta es que nos digan que calzaban pantuflas y tomaban leche tibia antes de dormirse.Un estudio de la zona podría ayudar a revelar lo ocurrido. Por ahora tenemos la versión de Colombia de que hubo un combate y que en él perdieron a un soldado. El haber sido atacados desde el Ecuador los cubre, en cierta forma, desde el ángulo jurídico internacional. En vista del total fracaso de nuestra “inteligencia militar”, esta versión parece más aceptable que la teoría de los “pijamas”.Al final de tantas protestas, disculpas y embajadores retirados, lo de fondo es que ha sido una derrota aplastante a las FARC y un triunfo de Uribe. Una prueba más de que su perseverancia da resultados. Resulta curioso que un vocero de las propias FARC se haya adelantado a declarar que lo sucedido no debe interrumpir el proceso humanitario. Es probable que incluso para algunos guerrilleros la muerte de Reyes signifique una oportunidad para salirse de un conflicto que lo ven perdido.Cuando este capítulo termine y llegue la paz, Chávez y sus seguidores quedarán allí, en la vereda de la historia, como cómplices de quienes tanto dolor causaron a millones de hermanos colombianos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario