sábado, 22 de marzo de 2008

¿Lecciones aprendidas?

Es costosísimo no tener política exterior consistente, porque cualquier crisis nos puede agarrar en pijamas
Por Grace Jaramillo
Después de la discusión inútil de si fue o no fue un triunfo diplomático aquella resolución de la OEA y después de presenciar el bochorno de una Colombia metida debajo de la falda de EE.UU. y aceptando de buena gana ser el Estado número 52 de la Unión, es hora de preguntarse qué aprendimos y para eso necesitamos una buena dosis de autocrítica y menos de complejos sobre el mundo en que vivimos.Ahora sabemos una montaña de cosas que, si no fuera por este incidente, jamás se hubiesen revelado. Sabemos por ejemplo que es costosísimo no tener política exterior consistente, ni estrategia internacional, porque una vez más cualquier crisis nos puede agarrar en pijamas y completamente desprevenidos. Para ejemplo, un botón ¿no hubiese sido distinto un Ecuador con una política hacia Estados Unidos establecida y completamente fluida? ¿No hubiésemos tenido canales mínimos de entrada, o mejor aún una imagen impecable para contrapesar los argumentos y calumnias colombianas? ¿Seguimos pensando que EE.UU. es un monstruo único e inanimado, cuando en realidad es un elefante con múltiples cabezas? Las demoras y las negligencias tienen costos importantes como la reserva pública presentada por Washington a la resolución de la OEA. Muchos pueden pensar que el “Imperio” iba a hacerlo de todas maneras, pero simplemente no hemos tenido canales de largo plazo en los altos niveles de la política estadounidense.Lo segundo tiene que ver con lo primero. Una política exterior proactiva y que busca autonomía, debe saber resguardarla a toda costa, y mucho más cuando hay crisis. Y eso significa mantenerse alejados de liderazgos abrasivos (o si lo prefieren oxidantes) como el de Hugo Chávez. ¡Vaya que supo aprovechar al máximo la crisis ecuatoriana! Y él resolvió en apenas unos días lo que al presidente Correa le había tomado más de un año: distanciarse de la figura del “cachorro” y mantener al Ecuador autónomo. Ser y parecer, esa es la cuestión. Y para la política internacional tanto vale lo uno como lo otro. No es casual que los titulares de la prensa a escala mundial hayan retratado a Correa por el hermano menor de Chávez. No sólo que es terrible sino doloroso. Y eso tomó apenas un día: el día en que el presidente Correa decidió aparecer en rueda de prensa desde Caracas al lado del presidente Chávez utilizando lenguaje parecido y desde entonces todo cambió. Maduro viene a diseñar estrategias y habla por nosotros en Washington… Demostrar que no somos títeres de un líder populista y estrambótico tomará bastante tiempo.Y por último, el famoso tema de la prensa. Ecuador no se ha “vendido” en el escenario internacional para bien. Vender el país afuera no solamente significa hacer un eslogan de “Ecuador, la vida en estado puro” para atraer turistas. Significa el país enfocado en presentarse como estable, democrático, con instituciones y consistente en los temas difíciles: narcotráfico, violencia, grupos armados. ¿Alguien en The Economist, Folha de Sao Paulo o New York Times sabía de todos los esfuerzos del Ecuador en el tema de frontera, los costos de la guerra vecina para sus habitantes? Lo sabían sí y mal desde el lado colombiano.
http://www2.elcomercio.com/noticiaEC.asp?id_noticia=179032&id_seccion=1

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