miércoles, 12 de marzo de 2008

Amenazas imprudentes

Hernán Pérez Loose
A medida que pasan los días lo que emerge de las informaciones es un cuadro deplorable. No es necesario ningún disco duro para constatar el apoyo que las FARC han encontrado en el Ecuador.
Hace dos semanas, un grupo de individuos vinieron de varios países para asistir en Quito al II Congreso de la Coordinadora Continental Bolivariana. Una de las organizaciones afiliadas a esta Coordinadora son precisamente las FARC. En vista de los vínculos que hay entre el máximo dirigente de la Coordinadora con las FARC, –algo denunciado por la prens–, los organizadores del congreso prohibieron incluso que se le tome fotografías. Todo esto sucedía gracias al apoyo del Gobierno que autorizó el evento, sabiendo de estos vínculos, y admitió el ingreso de sus participantes.
Según fuentes mexicanas, una vez en Quito varios de los jóvenes de ese país que vinieron al cónclave fueron al campamento que tenía Reyes en el Ecuador, sorprendiéndoles luego el bombardeo. Es decir, la “inteligencia” ecuatoriana no conocía de la ubicación de este campamento pero a él pudieron llegar fácilmente unos “estudiantes” extranjeros. La angelical explicación dada por la “estudiante” apresada –que estaban en misión académica– únicamente se la creen nuestras autoridades.
Las FARC no solamente necesitan dinero y armas. Tan importante como ello es obtener apoyo político a través de eventos como el de Quito. Así, el Ecuador ha sido clave no solamente para que Reyes haya tenido un campamento –con corrales y pijamas–, o para albergar a los secuestrados, o para facilitarle a la guerrilla provisiones sino que también hasta para sus necesidades propagandísticas.
Las autoridades del ramo deben agradecer que estemos en dictadura. En una nación con régimen constitucional ya hubiesen sido llamadas al parlamento para explicar su ineptitud o complicidad.Cuando en los años ochenta los sandinistas destruían bases de la guerrilla derechista que se había atrincherado en territorio hondureño, muchos de los que hoy se rasgan las vestiduras defendían esos ataques como legítimos bajo el Derecho Internacional. Entrelíneas latía el eco de la doctrina de legítima defensa como fuera esbozada paradójicamente por la Administración Kennedy durante la crisis cubana y que ha terminado expandiéndose peligrosamente. Ahora parecía que el turno era de Colombia. Como se vio este fue el fantasma que más asustó a Chávez.
Un enfrentamiento bélico con Colombia habría sido catastrófico para Chávez. Ni sus militares, ni su economía dependiente de la agroindustria colombiana, lo hubiesen resistido; su frente interno habría terminado de colapsar. No es entonces una coincidencia que habiendo sido Chávez quién escaló el conflicto fue quién lo apagó para correr a restablecer relaciones con Bogotá, dejando a sus aliados en el aire.
En un conflicto internacional amenazar con ir “hasta las últimas consecuencias” significa ir a la guerra. Los líderes con cierta experiencia saben que su credibilidad internacional se deteriora si lanzan amenazas que no podrán cumplir.
Por ahora finalmente hemos incrementado nuestra presencia militar en la frontera, accediendo irónicamente al pedido de Uribe. Pero falta mucho por definir y bastante por explicar.
http://www.eluniverso.com/2008/03/11/0001/21/834C0697A5CE4AB79D2AEC22959B53DF.aspx

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