que dijo un día "o el Frente (de esa época) me tritura o yo trituro al Frente",
en esta sexta reencarnación, embarcose S.M. en algún ave voladora y fuese al Puerto, muletas en ristre,
a pelearse pico a pico con los maestritos, a los que dijo, más o menos:
"Mediocres, vagos, corruptos", y la palabra mágica, que porque pertenece al idioma que usaba el profeta,
no le entendieron a cabalidad: "pelafustanes".
Entonces, la valerosa doña Mary Zamora les explicó que eso significaba algo así como "pelagatos".
Lo que les indignó sobremanera.
Apareciósele en sueños don José María y le dijo:
"Majestad, sea prudente, a mí me trituraron cinco veces, y eso que insultaba con más ingenio".
No hizo caso y les insultó a los Conaies, que venían de una larga historia, y les dijo
"ponchos dorados" e "indios pelucones".
Y, entonces, la valerosa doña Lourdes le dio una buena ortigada,
y S.M. invitó a los indios buenos al palacio para que don Pativideo y doña Soliz les convitieran en "doctrineros",
a la antigua usanza, y fueran a convertir a los malos.
Pero los malos se enojaron por tantos insultos.
Y otra valerosa Diana, la bella shuara,
le volvió a hacer entender lo que no pudo hacer el espíritu de don José María:
que no es bueno insultar a sus semejantes, como le había enseñado San Juan Bosco
durante su juventud en Zumbahua.
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