Opinión de HOY
El presidente de la República, Rafael Correa, ha anticipado que, cuando ocupe el próximo julio la Presidencia pro témpore de Unasur, propondrá "la creación de instancias que defiendan a los ciudadanos y a los Gobiernos legítimamente electos de los abusos de la prensa". El mandatario repitió sus ataques contra los medios de comunicación y se refirió a la necesidad de crear leyes que contemplen sanciones más rigurosas contra la prensa por existir, de acuerdo con su opinión, "tanta distorsión, tanta desinformación, tanta mala fe, tanta corrupción amparada en la libertad de expresión".
La peregrina propuesta de crear una instancia regional de control de la prensa fue apoyada por el presidente de Venezuela, coronel Hugo Chávez, y por el mandatario de Bolivia, Evo Morales, que se sumó a las críticas de Correa a la prensa. Los mandatarios extranjeros asistieron a la celebración de los 187 años de la Batalla de Pichincha, que selló el proceso libertador de lo que hoy es el Ecuador.
No obstante, en el organismo en ciernes de unión sudamericana se cuentan otros mandatarios de tendencia socialista, pero ajenos a las veleidades autoritarias del llamado socialismo del siglo XXI, que rechazarán sin duda una propuesta de esa índole. No es imaginable que la apoyen la presidenta Bachelet o el mandatario brasileño, Lula da Silva, ni el uruguayo Tabaré Vázquez; tampoco presidentes de otras tendencias como el peruano, Alan García, o el mandatario colombiano, Álvaro Uribe. La construcción de una democracia pasa por el respeto a las libertades de expresión y de prensa. Solo regímenes autoritarios y nada democráticos buscan coartar las libertades con sobrecarga de regulaciones e instancias burocráticas de control. Lo ordinario ha sido defender las libertades de expresión y de prensa de los abusos del poder. Los medios generan espacios ciudadanos para expresar las discrepancias y el debate esenciales en toda sociedad democrática.
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