sábado, 23 de mayo de 2009

El dueño del circo, en chirona

¿Y no es qué era el dueño del circo?
Y lo sigo siendo. O no viste el bonito show que me monté, realmente una maravilla. Sale el juez a darme la libertad y cuando salgo había un montón de cámaras y luces. Y yo digo acción y me voy en un avión a Guayaquil. Entonces no quedaba más que darle las gracias a mi eterno amigo de Carondelet, y hasta ya estaba listo para regresar al circo, pero mi mánager me dijo que mejor para el show era alargar el espectáculo
¿Y cómo lo hizo?
Bueno, para eso necesité la ayuda de mi amigo el juez, cuando vayas al cielo quiero pedirte hazme solo un favor, quiero ir contigo a jugar un ratito con el osito de la osa mayor. Eso le dije, como esas canciones de Enrique y Ana que oíamos en mi tierna juventud, cuando salíamos a cantar en las lagarteras con mi amigo.
Bueno, ¿pero cómo alargó el show?
Pues mi amigo el juez se enoja por el osito de la osa mayor y me decreta arresto domiciliario. Pero fuera de pendejadas, bonito sigue el circo.
Y ahí, ¿qué pasó?
Pues nada, yo también me enojé y ya le iba a poner juicio, pero se me adelantó y otra vez me vuelve a la cárcel, porque los comentarios de la obra estaban bien ácidos en los diarios, radios y noticieros de TV, hasta los otros cirqueros del congresillo comienzan a decir que sí, que está mal que le hayan dado la libertad y comienzan a inventar un montón de historias de que había un payaso que se comía cheques, otro que firmaba cheques y realmente ya me cansé.
¿Y ahora qué va a hacer?
Pues, como ya estoy aquí en chirona, ahora estoy leyendo la vida de Houdini
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