Una vez más, Correa fue el responsable de semejante maremoto en el país, por intentar imponer su voluntad: la privatización o estatización del agua según la región del país. La Asamblea Nacional cada vez pierde más credibilidad y los únicos perjudicados son los de siempre, los miles de ecuatorianos sitiados por las carreteras cerradas. Los ganadores, los indígenas, quienes consiguieron un aplazamiento en la aprobación de la Ley de Aguas.
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