Por César Coronel Garcés
La Duarte asegura ser una exitosa arquitecta, pero a pesar de todo su éxito, hasta 2005 declaró en cero el Impuesto a la Renta. No me crea a mí, compruébelo usted mismo en el sitio web del SRI. La Chang, quien hasta 2006 también declaró cero Impuesto a la Renta, es la que dijo que al Ecuador era casi imposible que llegara el virus AH1N1; hoy, ya hay casi 250 infectados y tres fallecidos por esa causa. La Duarte, siendo ministra de Desarrollo Urbano y Vivienda, entregó con bombos y platillos unas cuantas casas de la peor calidad, cuyos propietarios aún se quejan y no pueden vivir de manera digna. La Chang es la que le gritó con prepotencia e insensibilidad a un desesperado padre de familia que requería atención médica para su hija -que luego murió- en un hospital público. Esto lo vimos todos, sorprendidos, en los noticieros.La Duarte es la política fracasada que recibió -ella sí- una paliza de 7 a 2 que le dió Jaime Nebot en las elecciones para la Alcaldía de Guayaquil, en la que el exitoso reelegido burgomaestre cuenta con el apoyo de más de 9 de cada 10 guayaquileños.Esas son las "chicas superpoderosas" de la revolución ciudadana que hoy, de manera descarada, tratan de engañar a la ciudadanía con mentiras sobre el Programa de Aseguramiento Popular (PAP) de Guayaquil.Como ya dije hace varias semanas, el PAP ha atendido más de 1,6 millones de consultas; 2,5 millones de recetas han sido entregadas; casi 2 000 personas han sido operadas; se han entregado miles de lentes, sillas de ruedas, muletas y se ha devuelto la esperanza a cientos de miles de ancianos, niños y mujeres muy pobres con planes de prevención y excelente atención médica de calidad. Todos estos servicios, totalmente gratuitos, cifras totalmente comprobables.La dupla femenina se apoya en un grupo de propietarios de dos o tres centros médicos, los que están resentidos, ya que, por ineficiencia y en ciertos casos por conocidas inmoralidades, sus centros fueron eliminados de la red médica. Si no sirven, hay que sacarlos, este es un servicio a la comunidad. Las ministras y esos malos perdedores denuncian que el PAP está siendo operado por una empresa con amplia experiencia en materia de salud. ¿Cuál es el pecado? Hasta ahora, no encuentran -ni encontrarán- nada oscuro en esa contratación. Es más, esa amplia experiencia es la que ha dado la alta calidad al programa. Me imagino que les hubiese parecido mejor un contrato con el ñaño pelucón ligth.El ánimo centralista de las ministras, la "pica" de la derrotada Duarte y los mezquinos intereses de dos o tres perdedores pretenden, sin argumentos válidos, destruir un ejemplo de que los pobres de Guayaquil pueden recibir medicina de calidad con dignidad. Muchísimas personas pobres, con el PAP, han recuperado la salud, se sienten bien atendidas, reciben sus medicamentos y son tratadas de manera amable. No estoy hablando de pelucones, sino de los que menos tienen en mi ciudad. Para ellos, el PAP es su verdadero amigo y no lo quieren perder. Lamentablemente, ni la Duarte ni la Chang tienen idea de qué hacer para mejorar el pésimo sistema nacional de salud pública. Por lo tanto, eliminar el PAP, además de inhumano, resultaría un gravisimo error que afectaría a un buen grupo de personas en extrema pobreza.Aquí, cabe la conocida frase, la Duarte y la Chang, ni hacen ni dejan hacer.
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