En cumplimiento de sus instrucciones me dirigí al Supermaxi, al Santa María y de más licorerías, a fin medir el grado alcohólico, previa degustación de los diferentes tragos que se expenden sean estos de origen extranjero, nacional o mixto es decir chiviados, a fin de que usted, según los principios de la revolución ciudadana, se digne mandar las conclusiones de mi informe a Don Carlos Marx, a que se sirva poner los impuestos consiguientes. Como usted comprenderá mi informe ha tardado unos días, puesto que el cumplimiento estricto de mi deber revolucionario, me condujo al lecho del dolor y a la expulsión de mi casa por parte de mi señora consorte.Mi primera conclusión es respecto de los tragos importados que no me atreví a probar sino a guardar las botellas para el grado de mi hijita. Creo que todos estos tragos pelucones deben pagar altos impuestos según el principio tributario del Socialismo del S.XXI. "El que quiere celeste que le cueste". Tengo que confesarle, que yo que soy habitúe del Norteño, el trago de varones, me he quedado sorprendido por la intensidad de los licores nacionales, cuya gradación va desde el pájaro azul casi hasta el tiñer, atravesando todas las gamas posibles y cuyos efectos se pueden medir a través de las canciones que provocan y que van desde el Comandante Che Guevara hasta "el día en que faltes, me arrancaré la vida", pasando por "A tajitos de caña" y el Toro barroso. Mi conclusión al respecto es que el Senplades, elabore los indicadores pertinentes, tomando en cuenta las variables, que me he permitido sugerir.
Hasta la victoria siempre.
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