El discurso maniqueo del Gobierno llega a veces hasta a insultar la razón. El sábado pasado, el presidente de la República inauguró un espacio llamado "La libertad de expresión ya es de todos", con el supuesto fin de desmontar las mentiras de los medios. El tema del espionaje abordado por BLANCO Y NEGRO, suplemento que circula los lunes con HOY, fue calificado como una mentira y, para ratificar que era una mentira, sacó una propaganda del Gobierno en la que salía el ministro de Gobierno diciendo que la orden de espiar a jueces y fiscales había sido una decisión inconsulta de un oficial de Policía. Fin de la historia. La mentira estaba demostrada. El presidente no necesita nada más para asegurar que el medio miente. No necesita argumentos ni nada, basta su verdad oficial.¿Por qué el presidente no aclaró que ese oficial cuando dio la orden estaba subordinado a una autoridad civil como el ministro de Gobierno? ¿Por qué no anunció sanciones contra ese oficial como lo hizo con los de la Uies, con el argumento de que no habían podido capturar a José Ignacio Chauvin (involucrado en un caso de narcotráfico), al que luego se pidió disculpas?Esta semana, BLANCO Y NEGRO abordó el tema del proyecto de la Ley de Seguridad Pública y del Estado, que revive los fondos reservados, sin mayor control: un fondo independiente del Presupuesto General, aunque el ministro de Defensa, Javier Ponce, ha dicho que tendría un filtro en la Contraloría del Estado.Los gastos reservados fueron un escándalo cuando se reveló que el ex vicepresidente Alberto Dahik los usó en el Gobierno de Sixto Durán Ballén para comprar votos en el Congreso con el supuesto fin de aprobar leyes y para repartir dinero a gente de su entorno. Pero ya fue un tema insostenible cuando se descubrió que el ex ministro de Gobierno y hoy prófugo de la justicia César Verduga los utilizó en el Gobierno de Fabián Alarcón para contratar unas supuestas encuestas psicosociales que costaron al Ecuador unos $5 millones. Esos fondos también tenían un filtro en la Contraloría, como propone el proyecto actual de Inteligencia.El proyecto de Ley de Seguridad contradice el espíritu de la Constitución aprobada en Montecristi con una mayoría oficialista. La transparencia es una obligación solo de los medios de comunicación, según el discurso oficial. Y ser transparentes, según ese mismo libreto, es decir que el Gobierno está haciendo "cosas maravillosas"; si alguien dice lo contrario, así diga la verdad, puede ser víctima de escarnio. Según ese discurso, el no ser transparente es un derecho del Gobierno, que puede hacer lo que le dé la gana porque es el bueno que lucha contra los malos. El maniqueísmo en su máxima expresión.
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