Emilio Palacio
Rafael Correa acusó a Gustavo Noboa –al que antes indultó por sus merecimientos– de defender a un banquero, Fidel Egas, dueño de Teleamazonas.
No es casual que Correa tenga tan en mente al dueño del Banco del Pichincha. Lo tiene metido entre ceja y ceja desde hace casi tres años, cuando supo que lo habían elegido presidente y decidió que había llegado el momento estratégico de meterle un juicio con el que espera sacarle 5 millones de dólares.
Alexis Mera, también asesor jurídico del anterior dueño del país y empleado de la Presidencia. (No he podido averiguar si sus honorarios en este juicio personal del Presidente los paga la Presidencia o el ciudadano Presidente, y en ese caso si Mera ha emitido facturas. Me gustaría verlas. Les sacaría una foto para el recuerdo).
Mera conoció el infierno por dentro. Aprendió, en el corazón mismo de la partidocracia, cómo se maneja a un juez, cómo se mueven los hilos. Él fue, seguramente, quien asesoró al Presidente, que trabaja las 24 horas del día, para que entre hayacas y mondongo encuentre tiempo para acudir a la Corte y se siente allí dos horas y media a mirar directamente a los ojos del juez.
(Algunos dicen que fue para no mirar a los ojos a Carlos Vera, sentado casi a su lado, pero yo no lo creo).
Imaginemos que ustedes deben dirimir en un juicio del Monarca de la República contra un banco por cinco millones de dólares. Entonces llega el autoproclamado Jefe de todas las instituciones del Estado y se sienta allí, enfrente de ustedes, sin decir una palabra, pendiente eso sí de todo lo que digan o hagan.
¿Qué harían si, además, a las pocas semanas, el jovencito, elegante y siempre risueño presidente del Conartel (con un directorio integrado solo por representantes del Emperador) sanciona al canal de ese banco por difundir imágenes de la Fiesta de la Fruta y de las Flores en Ambato?¡Y después nos quejamos de los fallos de los jueces!
El periodista Rolando Panchana, socialista de toda la vida, aclaró que no es verdad que los militares tengan algo que ver con la clausura de Teleamazonas porque la ley que se invoca fue aprobada por el gobierno ultraconservador de Sixto Durán-Ballén y por el febresborjismo.
Así que ahora los curuchupas y las mafias políticas son la referencia del correísmo en materia de Derecho y Justicia. ¡Qué metida de pata la de Rolando! Seguramente no lo meditó bien porque acaba de organizar su mudanza a Pelucolandia. Sus ex vecinos lo extrañaremos en nuestra ciudadela de clase media donde realizó un excelente trabajo como presidente. Pero entendemos que es por darle una mejor vida a su familia en los barrios elegantes de la vía a Samborondón, junto a los revolucionarios Alexis Mera y Camilo Samán.
Cinco millones por aquí, mudanza a Samborondón por acá, 80 millones en contratos por acullá. ¡Así se progresa en la Revolución Ciudadana!
Nota: En mi artículo anterior cometí tres errores. Bien dice el Presidente que soy un mediocre.
No es casual que Correa tenga tan en mente al dueño del Banco del Pichincha. Lo tiene metido entre ceja y ceja desde hace casi tres años, cuando supo que lo habían elegido presidente y decidió que había llegado el momento estratégico de meterle un juicio con el que espera sacarle 5 millones de dólares.
Alexis Mera, también asesor jurídico del anterior dueño del país y empleado de la Presidencia. (No he podido averiguar si sus honorarios en este juicio personal del Presidente los paga la Presidencia o el ciudadano Presidente, y en ese caso si Mera ha emitido facturas. Me gustaría verlas. Les sacaría una foto para el recuerdo).
Mera conoció el infierno por dentro. Aprendió, en el corazón mismo de la partidocracia, cómo se maneja a un juez, cómo se mueven los hilos. Él fue, seguramente, quien asesoró al Presidente, que trabaja las 24 horas del día, para que entre hayacas y mondongo encuentre tiempo para acudir a la Corte y se siente allí dos horas y media a mirar directamente a los ojos del juez.
(Algunos dicen que fue para no mirar a los ojos a Carlos Vera, sentado casi a su lado, pero yo no lo creo).
Imaginemos que ustedes deben dirimir en un juicio del Monarca de la República contra un banco por cinco millones de dólares. Entonces llega el autoproclamado Jefe de todas las instituciones del Estado y se sienta allí, enfrente de ustedes, sin decir una palabra, pendiente eso sí de todo lo que digan o hagan.
¿Qué harían si, además, a las pocas semanas, el jovencito, elegante y siempre risueño presidente del Conartel (con un directorio integrado solo por representantes del Emperador) sanciona al canal de ese banco por difundir imágenes de la Fiesta de la Fruta y de las Flores en Ambato?¡Y después nos quejamos de los fallos de los jueces!
El periodista Rolando Panchana, socialista de toda la vida, aclaró que no es verdad que los militares tengan algo que ver con la clausura de Teleamazonas porque la ley que se invoca fue aprobada por el gobierno ultraconservador de Sixto Durán-Ballén y por el febresborjismo.
Así que ahora los curuchupas y las mafias políticas son la referencia del correísmo en materia de Derecho y Justicia. ¡Qué metida de pata la de Rolando! Seguramente no lo meditó bien porque acaba de organizar su mudanza a Pelucolandia. Sus ex vecinos lo extrañaremos en nuestra ciudadela de clase media donde realizó un excelente trabajo como presidente. Pero entendemos que es por darle una mejor vida a su familia en los barrios elegantes de la vía a Samborondón, junto a los revolucionarios Alexis Mera y Camilo Samán.
Cinco millones por aquí, mudanza a Samborondón por acá, 80 millones en contratos por acullá. ¡Así se progresa en la Revolución Ciudadana!
Nota: En mi artículo anterior cometí tres errores. Bien dice el Presidente que soy un mediocre.
1) Pelucón light (Rolando Panchana, en español) no se escribe ligth sino light.
2) Gustavo Noboa no llegó al poder el 2002 sino el 2000.
3) Aplitec, la empresa de Fabricio Correa, no le debe 214 dólares al Municipio de Eloy Alfaro (¡pobre Viejo Luchador, estas cosas se hacen en tu nombre!) sino 3.171,10 dólares, más intereses desde el 22 de mayo del 2005.
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