viernes, 12 de junio de 2009

Carlos Vailejo y sus doras


Bueno, verá, yo tengo una tarjeta de crédito con un cupo máximo de $1 500, entonces, ¿qué puedo comprar?
Verás cholito, lo que no puedes comprar de cajón es una dora, o sea todo lo que termina en dora, ya sea licuadora, refrigeradora, lavadora, planchadora, secadora, rizadora, afeitadora, depiladora y menos aún una tenedora.
¿Y qué es una tenedora?
¡Qué poco informado que estás! Una tenedora es una que tiene los bonos que quiere comprar la María Elsa.
¿Y por qué no puedo comprarla?
Y por qué va a hacer, porque todas se las quiere embuchar la María Elsa con descuento en Holanda, un país que ha sido modificado para que la revolución ciudadana pueda hacer una subasta invertida, pero no de invertidos, verás, no me entenderás mal ni me sacarás de contexto como hacen ciertos periodiqueros. La subasta es de deuda ilegítima, que fue legitimizada para poder hacer la invertida.
¿Y por qué es pecado comprar una dora?
Porque las doras han servido solo para enriquecer a unos cuantos importadores. Y nosotros estamos en la obligación de no permitir que existan más ricos. Y la única manera de hacerlo es limitando el consumo de los pobres que no necesitan de esas cosas, para eso son pobres, para no necesitar las cosas de la burguesía.
Y una refrigeradora ¿es propia de la burguesía?
Pues, claro. Qué tienen los pobres para guardar en una refrigeradora, nada. Los ricos, por el contrario, pueden guardar el queso, la leche, los huevos, artículos de lujo en Venezuela, y hasta el hielo.
Entonces, ¿tampoco tienen derecho a comprar heladoras?
¡Y para qué! Imagínate, con esta crisis mundial, y pensando en helados. Hay cosas más apremiantes.
¿Y que dora le compraría al Diego Borgia?
Pues, ahí sí me endeudaría en una visitadora, de esas de Pantaleón, para ver si así ya deja de jo...

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