martes, 9 de junio de 2009

Tu voz

Emilio Palacio
Al presidente Rafael Correa le gusta la limonada verde. Coge a sus colaboradores, los exprime y luego se deshace de ellos.
Correa se proclamó acostista. A los pocos meses mandó a la casa a su supuesto “líder” y le tapó la boca.
Hizo lo mismo con Fausto Ortiz, amigo de la infancia. Cuando lo contradijo porque no quería participar de un acto ilegal, lo declararon “traidor”.
La UNE está resultando un limón más duro todavía. Correa usó a los líderes del magisterio como garroteros y ahora, cuando ya no los necesita, los quiere “evaluar”. Pero no ha tenido éxito. La marcha que convocó la UNE el viernes sumó en Guayaquil casi la misma cantidad de gente que la del Gobierno la semana pasada.
Algunos ciudadanos le creen a Correa y apoyan su “evaluación”. También le creyeron la promesa del “Banco del afiliado”. Muy tarde entendieron que todo había sido un cuento para desviar el dinero de los jubilados. ¿Será tarde también cuando comprendan que lo que está en juego no es el futuro de la educación sino cuántas partidas consigue Raúl Vallejo para repartir entre sus seguidores que le reclaman troncha?
No todos los gobiernos son así. León Febres-Cordero era así. Admitía solo a los que trabajaban por su proyecto de ser dueño del país. A los demás los exprimió como limones. Ni a Jaime Nebot lo perdonó.
Correa es un clon político de Febres-Cordero. Por eso no soporta a los que le hacen sombra. O a los que le dicen que no. Sobre todo si tienen talento. Probablemente en su amargura por cómo lo trató la vida al inicio, los resentimientos le duelen y se los tiene que sacar de lo más hondo del alma. Pero el único modo que conoce es destruyendo al otro. La limonada le gusta con sangre.
Durante dos años y medio su resentimiento más profundo ha sido con Carlos Vera y Jorge Ortiz. Los odia porque le dijeron que no. Y porque no guardaron silencio, como Acosta. El primero ya no tiene voz. Ahora va por el otro. Para liquidarlo no utilizará la Constitución de Montecristi sino una ley de la última dictadura militar, que expidió los “decretos antiobreros” y persiguió a periodistas como Alfredo Pinoargote y Diego Oquendo.
Hoy que los periodistas de nuevo son enemigos del totalitarismo, la Revolución Ciudadana resucita esa ley “gorila” para cerrar Teleamazonas. Para aplastar a Jorge Ortiz. Para destruirlo.
Vueltas que da la vida, el enemigo de Correa hoy no es Guayaquil ni sus pelucones, sino un periodista serrano, un canal de televisión serrano y un sindicato de maestros con influencia sobre todo en la Sierra.
Así que de nuevo te pregunto: ¿y tú, qué estás haciendo? ¿Aliviado porque ahora van por otro? ¿O dispuesto a unirte con otros para defender la libertad?
Yo te propongo, ciudadano. Te pido. Te suplico. Te ordeno que te pongas de pie. Que no tengas miedo. Correa no es invencible. En el fondo es solo un muchachote resentido con un arma política en la mano. Su proyecto es muy peligroso, pero se lo puede derrotar.
Así que anda y dile a tus amigos, a tu familia y a tus vecinos, en este mismo instante, que no podemos seguir así. Que ha llegado la hora de que se escuchen otras voces que hasta ahora guardaron silencio...
7-Jun-09

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