La incomprensión del Gobierno al papel que cumplen los medios de comunicación, tanto en su tarea informativa como de análisis y crítica de la realidad nacional, le ha llevado a una abierta confrontación con Teleamazonas. Pareciera, sin embargo, que, en este caso, el Gobierno no se contenta solamente con golpear la credibilidad del canal, dada la postura crítica de los noticieros hacia la revolución ciudadana, sino que pretende imponerle una sanción que le dejaría fuera del aire por 90 días.
No de otra manera se explican los pretextos buscados por el Conartel para sancionar a Teleamazonas. Primero vino la multa de $20 por transmitir escenas taurinas en un horario restringido. Luego se planteó una segunda sanción por haber transmitido la información sobre la existencia de un supuesto centro clandestino de transmisión de datos electorales.
El Conartel sostiene que la información atentó contra normas de ética periodística. Si la Superintendencia de Telecomunicaciones acoge este segundo pedido de sanción, entonces el canal se verá obligado a suspender sus transmisiones durante 90 días.
Como si lo anterior no fuera ya suficiente, el propio presidente de la tepública anunció un nuevo proceso en contra del canal por haber emitido una información –falsa a juicio del mandatario- sobre posibles daños a la pesca, como consecuencia de la operación de PDVSA en la isla Puná. Una tercera sanción apuntaría a quitarle la frecuencia.
El conflicto con Teleamazonas no es aislado. Forma parte de una posición hostil del Gobierno del presidente Correa a los medios de comunicación. El sábado último, por ejemplo, en su habitual programa informativo, el mandatario nuevamente arremetió contra "ciertos medios" -esta vez evitó generalizar- por distorsionar -siempre según él- los hechos de la realidad. La postura asumida contra Teleamazonas constituye, sin duda, una muestra más de la intolerancia política del Gobierno y del presidente. Pero, en esta ocasión, la intolerancia va acompañada de acciones que revelan un intento claro de abuso de poder, y una evidente intención por limitar los espacios de crítica al Gobierno, bajo el supuesto de que "ciertos medios" no cumplen su trabajo de manera ética y seria.
Es lamentable que la actitud crítica que pueda tener el presidente hacia los medios de comunicación, legítima por lo demás, no se convierta en tema de un debate inteligente, democrático; y se traduzca más bien en amenazas constantes a su trabajo y, ahora, en intentos de clausurar espacios. ¿Hasta dónde irá el Gobierno, es decir Correa, en este caso?
fuente: diario hoy
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