jueves, 2 de octubre de 2008

¡Salud, ganadores!

Por Carlos Vera Rodríguez
Lo primero que cabe es felicitar a los triunfadores, en especial a los millones de ecuatorianos que sin tener un empleo en el Gobierno, recibir algún beneficio de él o ser de su partido, votaron sí con la mayor buena fe porque les seduce este cambio, se sienten de izquierda, creen buena la Constitución o aprueban al gobernante. Respeto y comprendo su decisión. No la comparto pero la acato, aunque fue producto de un proceso viciado cuando violaron el estatuto limitante de los plenos poderes. Con su abrumadora aprobación, ustedes han legitimado algo nulo, desde la vigencia de mandatos antes de que se aprobara la Constitución, hasta textos adulterados ajenos a la Asamblea Constituyente. Esto no importó a la mayoría; lo consideran secundario; no lo creyeron; no lo supieron; no lo entendieron; les pareció subsanable. ¡Qué importa a estas alturas! 64%, 2/3 partes de los votantes, dijo sí al proyecto de nueva Constitución en todo el país, salvo Guayaquil, en donde la aprobación no pasó del 46%. Es una victoria notable en el Ecuador y una derrota estrecha en su principal ciudad. Una lectura más detenida de los resultados conduce a estas reflexiones: con todos los recursos, transgresiones, obras, incautaciones, expulsiones, créditos, regalos y presiones que ejerció el Ejecutivo, el resultado era previsible; un Presidente sin opositor nacional, solo local, no podía perder; sin control de nadie, ya sea Contraloría, Congreso, CCCC, Fiscalía, Procuraduría, TSE o TC, gastó y atropelló a su antojo. Más bien sorprende que el porcentaje por el cambio haya bajado de 82% en abril al votar por la Asamblea, a 64% ahora: ¡18 puntos! Un 25% ha desertado de la propuesta de cambio oficial, que debió tener igual o mayor apoyo al del año pasado, si en verdad el Gobierno y su líder han hecho lo que dice su publicidad. Mientras tanto, 1/3 de los ciudadanos, el 36%, no aprobó el proyecto de nueva Constitución. Es una minoría considerable. Aspira a verse representada en la corrección de errores de la Constitución que sus propios autores han admitido o en la expedición de las leyes previstas por el ‘Congresillo’ que eviten y no profundicen el peligro de muchos artículos. Sin embargo, ya Fernando Cordero se apresuró a descartar cualquier enmienda aunque hasta el lunes las admitió. Desde hoy vamos a ver si son capaces de respetar la Constitución que tanto han ponderado y rectifican las barbaridades del Régimen de Transición que a tiempo identificaron. Yo no alego que el árbitro fue comprado; las reglas, violadas; la cancha, cambiada y los espectadores, restringidos al partido. Lo advertí a tiempo pero acepté jugar así. He perdido pero no estoy vencido. Salud ganadores! Hay que saber perder hoy para ganar limpiamente después. Siempre es más difícil administrar el éxito. Suerte y sabiduría les deseo.

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