“Aquí no sirve lo que dice el Gobierno: que la patria ya es de todos; es de los vivos que quieren aprovecharse para hacer fortuna por encima de cualquiera”, gritaba a viva voz, Domingo Tupay, miembro de la comunidad quichua de Playa del Cuyabeno, herido en los enfrentamientos del viernes y sábado con el ejército.
Él cuenta que la tarde y noche del viernes, personal de la petrolera Petroamazonas navegaba aguas abajo por el Aguarico, en tres barcazas que cargaban maquinaria pesada con destino al sector de Santa Elena, para explotar los campos Pañacocha 1 y Pañacocha 2.
Domingo y los dirigentes de la comunidad abordaron las barcazas y obligaron a detenerlas. “Ahí se produjo el primer enfrentamiento con los militares, porque no nos querían hacer caso de que se detengan y mejor nos golpearon y botaron un montón de gas”, insiste el comunero.
El problema se presentó, según Carmen Chávez, dirigente de la comunidad, porque los ejecutivos de la petrolera habrían negociado beneficios para cuatro familias que se hicieron pasar por dirigentes, a cambio de la autorización para instalar el campamento.
Los de la empresa nunca han venido a hablar con la gente, sino que les han pagado a esas familias para hacer creer que tienen todo en regla. Nosotros no hemos dado ninguna autorización. Si quieren alzar el campamento deben asegurarnos que no van a dañar el lugar”, insiste Carmen.
Pese a que Petroamazonas es parte del Estado, dice Luis Narváez, presidente de la Federación Cofán -nacionalidad que también se alzó contra la petrolera-, se están aplicando las mismas “mañas” de las petroleras privadas para explotar el petróleo a como dé lugar y sin importarles nada.
“Lo que siempre han hecho es dividir a las comunidades para que nos peleemos entre nosotros y ellos seguir con la explotación. A ellos no les importa si hay muertos o heridos como los puede haber”, insiste el dirigente. (BHS)
Artìculo completo: http://www.expreso.ec/html/ventanaact3.htm
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