lunes, 5 de abril de 2010

Cinismo

Por Francisco Rosales Ramos
Uno. En una entrevista radial de días pasados en la que el entrevistado tenía todas las cartas a su favor, pues el entrevistador no repreguntó ni cuestionó respuesta alguna, lo que hace creer que es persona ideológicamente muy cercana al primero, el embajador de Cuba en el Ecuador señaló que la gran presencia de ciudadanos cubanos en el país echa por los suelos la afirmación repetida desde hace 50 años, de que los cubanos no podían salir libremente de la isla.
Sostuvo que buena parte de ellos vienen al Ecuador por turismo (el salario medio en Cuba no alcanza los $30 dólares por mes) y que otros vienen por hacer negocios.
La minoría, sostuvo, no más de 5 000 a 6 000 cubanos, se ha radicado en el Ecuador de forma permanente y varios han recurrido a matrimonios de conveniencia para arreglar su situación migratoria.
Afirmó, también ,que las causas para la contracción económica que afecta a Cuba están en la desaparición del mundo socialista (la Unión Soviética) y en la crisis que afectó al mundo entero en 2008-2009.
Y por último, sostuvo que los medios de comunicación son los responsables de haber creado un creciente sentimiento de xenofobia ante la presencia de sus connacionales.
Se requiere un rostro de esfinge para hablar tan suelto de huesos sobre la libertad para entrar y salir de Cuba,
para sostener que existe un turismo cubano hacia el Ecuador
y para afirmar, como lo hizo al final de su intervención, que en Cuba no existen presos políticos,
que la muerte de Orlando Zapata se debió a la decisión personal de un delincuente común que cumplía penas de prisión por crímenes probados, que incluyeron el servicio a órdenes del Departamento de Estado de los Estados Unidos.
Dos. De "patria alfabetizada" se ha cambiado a "patria alfabetizándose", sin ningún sonrojo que aflore a la cara, para explicar el enorme engaño que se hizo al país cuando entre bombos y platillos, discursos y saraos, se festejó la eliminación del analfabetismo; y, lo que es peor, se comunicó de ese hecho a la Unesco.
En su momento, los conocedores del tema advirtieron que el ministro de Educación cometió un grave error al hacer el anuncio y festejar el hecho, sin base real que lo sostenga, pero el funcionario prefirió la espectacularidad política, antes que la seriedad.
Lo más censurable fue que en el anuncio y el festejo involucró al presidente de la República y comprometió el honor de la República.
A la vuelta de poco tiempo, ante las cifras incontrovertibles de la investigación, el Ministerio tuvo que reconocer el engaño
y con enorme creatividad, propia de publicistas agresivos, pero también con igual dosis de cinismo, sostuvo que el Ecuador no era "patria alfabetizada" sino "patria alfabetizándose".
Pero el grado de anomia que afecta al Ecuador es de tal magnitud que el funcionario sigue campante en su puesto luego del engaño tan grosero que comprometió al jefe de Estado y a la imagen internacional del Ecuador.
La reacción no ha pasado de uno u otro comentario suelto en los medios.

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