Opinión de Diario HOY
El abuso de las cadenas nacionales y de la publicidad gubernamental no solo se evidencia en excesos como la difusión de 230 cadenas en el año 2009, la mayoría de las cuales tuvieron como centro al Ejecutivo y, sobre todo, al presidente de la República, o que el Gobierno haya ocupado el primer lugar entre los 15 mayores anunciantes: solo en 11 meses, pautó 712 horas de publicidad en la televisión, o que el gasto anual en este rubro llegue a $40 millones, según señaló días atrás una amplia crónicas informativa y de análisis de diario El Comercio.
Ese abuso se evidencia, además, en el hecho insólito de que, a cuenta de las cadenas, se interrumpen programas informativos para atacar a periodistas independientes. La Ley determina que las cadenas oficiales se deben utilizar de forma exclusiva para transmitir información de las actividades del Gobierno y los dignatarios y funcionarios públicos. No obstante, sin que importen la Ley ni mucho menos la ética, se las usa para denostar y atacar a periodistas, como aconteció ayer en una cadena de alrededor de nueve minutos, en la cual se manipularon informaciones y comentarios para denostar y atacar al director de HOY, Jaime Mantilla, y al periodista Jorge Ortiz.
No es honesto ni ético utilizar recursos públicos con esos objetivos o con propósitos intimidatorios o para influir sobre procesos judiciales en curso. Hacerlo, además, es una forma de corrupción puesto que se aprovecha del poder y del dinero del pueblo no en función del bien común, sino para satisfacer las apetencias de personas o grupos en el poder: en este caso, en función de inocultables ánimos vengativos, se difunden cadenas contra ciudadanos a los que se considera críticos, opositores y hasta enemigos del Gobierno. Si hubiese autoridades de control independientes y confiables, deberían exigir que rindan cuentas los publicistas oficiales sobre este repudiable abuso contra la teleaudiencia y la ciudadanía.
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