La aprobación de la nueva Ley de Educación en Venezuela ha levantado otra vez polvareda en el tenso ambiente de ese país. Es otra de las polémicas expresiones del clima de extrema polarización que vive ese país como parte de la estrategia política del coronel Hugo Chávez y su fórmula de la revolución bolivariana.La ley responde a concepción estatista del socialismo del siglo XXI. También en la educación, el Estado asume un papel todopoderoso. Por eso, se incorpora la noción del Estado docente, ambigua también en sus consecuencias prácticas.La oposición venezolana considera que el nuevo marco legal se convertirá en instrumento de formación ideológica y política del socialismo del siglo XXI. Aunque el art. 12 señala que la educación se funda en la doctrina bolivariana, la de Simón Rodríguez, y en el humanismo social "abierto a todas las corrientes de pensamiento", mecanismos y artículos que contempla la ley inducen a pensar su instrumentalización para la ideología en el poder.Por ejemplo, asigna a los Consejos Comunales, organismos dependientes del Gobierno y creados por el chavismo para defender la revolución, un papel en la definición de los contenidos educativos, en la vigilancia del cumplimiento de la tarea de los profesores y en la supervisión escolar.
La falta de apertura a las diversas tendencias del pensamiento y el afán controlador se expresan en artículos como el 10, que señala que queda prohibida en todas las instituciones educativas oficiales y privadas del país la difusión de ideas y doctrinas contrarias a la soberanía nacional y a los principios y valores consagrados en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela; o el 33, en el que se establece que solo las instituciones a las que el Estado reconozca autonomía disfrutarán de libertad intelectual. Pero la expresión más polémica del espíritu de esta ley es la insólita apertura de sanciones a los medios con el art. 50 cuando las autoridades educativas consideren que los programas "produzcan terror en los niños, inciten al odio, atenten contra los sanos valores del pueblo venezolano, la salud mental y física de la población".Una puerta para la paranoia persecutoria de cualquier burócrata. El presidente Chávez ha señalado que, con la nueva Ley, será posible la educación liberadora. Es una defensa demagógica: bien sabemos que no es la ley por sí misma la que hace una educación liberadora. Esta implica el pluralismo, el respeto a la palabra de otro. El diálogo es un instrumento básico, en la educación liberadora de Paulo Freire. Y las prácticas chavistas se hallan en las antípodas: irrespeto al otro, desprecio del diálogo e imposición de una ideología única.
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