José Luis Ortiz
La superficialidad se ha impuesto como estilo para gobernar y manejar los asuntos del Estado. Se escuchan, de modo repetido, declaraciones de asambleístas para quienes cualquier cosa se puede resolver mediante los llamados mandatos constituyentes. Dejar sin efecto una designación de cualquier juez, interpretar una ley, cancelar a un funcionario, todo se puede hacer a través de ese curioso procedimiento, de ese engendro antijurídico. Esta ligereza, producto de la lógica prepotente que caracteriza al oficialismo, en todos sus niveles, ha dejado a un lado el Derecho, ha pisoteado la Constitución y ha desconocido la institucionalidad. Los ejemplos son múltiples.
Ahí están las decisiones de la Contraloría, cuyos efectos, si esa entidad no retrocede a tiempo, hubieran podido ser catastróficos ya que estuvieron a punto de producir movilizaciones masivas de una población visiblemente indignada. Están también las muy difundidas acciones de un agente fiscal de Guayas, persiguiendo de manera implacable a rectores de colegios y directores de escuelas, a los que acusa de cobrar contribuciones prohibidas. Los docentes en mención son reprimidos, vejados y aprehendidos en verdaderas batidas que bien podrían aplicarse a quienes venden la urea subsidiada o la entregan a agricultores afectos a la organización partidista gubernamental, y a quienes guardan, sin explicación alguna, raciones alimenticias que deben ser distribuidas entre los damnificados por las inundaciones.
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La ligereza oficial ha llegado en estos días a un punto neurálgico y muy peligroso. El primer mandatario amenazó con arreciar su ataque a Colombia a propósito de la muerte del ecuatoriano Aisalla en el ataque del 1 de marzo, sin que medie ninguna investigación que clarifique lo que este señor hacía en el campamento de las FARC junto a conocidos cuadros de esa fuerza terrorista. Y claro, aquí también se hizo presente la posición superficial de otros altos funcionarios que han calificado el hecho como un crimen de lesa humanidad sin reparar en la existencia de una trama que merece profunda investigación, equilibrio y madurez antes de realizar cualquier pronunciamiento.
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