Manuel Ignacio Gómez Lecaro
Se va a estrenar en la tele el programa ‘El momento de la verdad’, un concurso en el que se somete a un participante a una serie de preguntas personales. Solo puede contestar “sí” o “no”. El reto es decir la verdad y nada más que la verdad. Cualquier mentira será detectada automáticamente, pues los datos sobre la vida, gustos y disgustos del participante ya han sido previamente investigados. El mentiroso pierde. Solo con la verdad se gana.
Qué lindo sería tener a nuestros políticos en la silla del concursante. Poder preguntarles de todo y que respondan sin poder darle vueltas al asunto. Sobre todo, sería bueno tenerlos a Rafael Correa y Álvaro Uribe en ese programa, para acabar, de una vez por todas, este ping-pong de acusaciones que tanto mal hacen a nuestra región y a cualquier deseo de integración.
Este conflicto entre ambos presidentes, cada día se parece más a las discusiones entre dos fanáticos de fútbol, de equipos contrarios, sobre la validez o no de ese foul en el área que pitó el árbitro. No importa lo que se vea en la repetición. Cada uno verá lo que le conviene. Según eso se verá clarito cómo le meten la pata al jugador en plena área. O cómo el jugador muy lamparoso se lanza solito. Las pruebas estarán de más. Cada uno se mantendrá fiel a su equipo y no podrá ver la realidad.
En eso se ha transformado el problema entre Ecuador y Colombia. Y lastimosamente muchos caen en el juego. Las acusaciones sobran. Las pruebas de nada servirán. La posición del gobierno ecuatoriano es una sola: “Uribe es un mentiroso”. Asunto cerrado.
El video en el que Raúl Reyes envía sus felicitaciones al presidente Correa por su victoria en la Asamblea Constituyente y expresa su “disposición política de consolidar las relaciones de hermandad, amistad y de buena vecindad en la frontera con el hermano pueblo del Ecuador” no significará nada para Carondelet. Las declaraciones del mismo Hugo Chávez, afirmando que la presencia de Reyes en Ecuador se debía a las negociaciones que se estaban realizando para la liberación de secuestrados, tampoco indican nada. Mentiras colombianas. Entre el gobierno ecuatoriano y las FARC no existe relación o colaboración alguna y punto.
Y para que no queden dudas que el gobierno ecuatoriano no nos aclarará ninguna acusación y nos dejará en la oscuridad sobre todo esto, la decisión es no volver a contestar ningún nuevo pronunciamiento del gobierno de Uribe. Así, el gobierno ecuatoriano le hace el quite por adelantado a cualquier futura acusación o prueba en su contra.
Queremos creer que el gobierno ecuatoriano no es cómplice de las FARC. Que no recibió fondos de las FARC para su campaña electoral. Pero mientras su argumento de defensa se limite a “Uribe es un mentiroso” no nos quedamos tranquilos. Por su lado, si el gobierno colombiano quiere demostrar que sí hubo foul en el área, deberá presentar todas las pruebas que no dejen dudas ni a los más fanáticos del equipo contrario.
No pedimos nada especial. Solo la verdad. Sin amagues, ni engaños. Que nos respondan “sí” o “no”, como en el programa de televisión. Tarde o temprano, la verdad gana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario