lunes, 21 de abril de 2008

De la Cia a la (Poe)Sía

Francisco Febres Cordero
Jefe:
A mi regreso de donde, como usted sabe, subrepticiamente estuve preparándome asiduamente para servir a la Institución con mayor eficiencia, con gran sorpresa me vengo a encontrar intempestivamente con que todo lo que he aprendido en estos meses no solo que no me va a servir, sino que es visto con sospecha por mis propios compañeros que no se fueron en goce de una mayor preparación, ejercicios logísticos y muchos sacrificios.
O sea, Jefe, en lugar de aquilatarme, como yo esperaba, por el alto grado de conocimientos que alcancé durante mi larga ausencia, soy más bien motivo de cuchicheos pronunciados en voz baja cuando paso por endelante de los susodichos, que hasta se permiten hacer burla de ciertas palabras que se me pegaron durante los cursos y que de cuando en cuando se me salen porque uno, Jefe, no es de palo y si se ha pasado todo un año hablando inglés al buen músico el compás le queda, como se dice vulgarmente.
Empleando algunas de las más modernas técnicas aprendidas, Jefe, pude enterarme subrepticiamente por medio de la prensa que ahora nosotros somos acusados de estar infiltrados por la Cia y sospechosos de pasar nuestros conocimientos al enemigo antes que a nuestros superiores, lo cual, como a usted le consta, no es mi caso pues yo siempre le he reportado a usted antes que a nadies el resultado de las peligrosas misiones que me ha sabido encomendar y en las que he puesto en riesgo hasta mi propia vida, con gran éxito. Que ahora sea sujeto de sospechas solo por haber sido objeto de cursos intensivos de espionaje y contraespionaje en los países secretos que usted conoce y venir hablando inglés y panameño con bastante propiedad, es algo que rechazo de la manera más indignada. O sea shit, Jefe, con perdón de la expresión.
Por posteriores indagaciones también he tenido conocimiento de que ahora hay un total cambio de orientación en nuestra rama y que el nuevo Ministro de Defensa quiere que todos nosotros nos sensibilicemos ya sea en dentro de nuestra Patria o en otros países del sur y realicemos las investigaciones no con micrófonos ni otro tipo de interferencias tecnológicas, sino con poesía, que es su fuerte.
Y yo, Jefe, francamente, sí estoy dispuesto a emprender en este nuevo aprendizaje porque todo lo que significa conocimiento es para beneficio de nuestra noble Institución. Según he podido enterarme subrepticiamente, ahora para obtener información vamos a tener que usar el pétalo de una rosa, que creo que es lo más poético que hay en la poesía, Jefe. O sea que en vez de gafas creo que nos van a dar un libro para que nos camuflemos bien camuflados con los versos. Ahí sí nadie nos ha de poder reconocer, francamente. Pero bueno, si el Ministro va a dar un nuevo rumbo a la Inteligencia, hemos nomás de pasar a ser agentes de la PoeSía, pero ahora sí sin infiltraciones, porque la lírica, según he sido informado, siempre es pura y prístina, con perdón de la expresión.
Sin más por el momento, quedo en espera de sus nuevas instrucciones para mi próxima misión que ojalá sea en endecasílabos, que es en lo que me estoy entrenando in situ.
Luis Sigcha y Cuntes,Agente Secreto

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