lunes, 29 de marzo de 2010

Las crisis

Francisco Febres Cordero
¡Híjoles la crisis de gabinete! Pobre el Correa, con ese montón de cartas de renuncia encima. Bueno, culpa de él mismo es porque ¡qué cantidad de ministerios que ha creado! Y lo peor es que algunos, siendo uno, son dos: el de Seguridad interna y externa, por ejemplo. De Salud también creo que hay dos: de Salud interna (tipo útero, hígado, esófago) y externa (tipo ambulancias, camillas, botox). Y así.
Sea como sea, el único ministro que existe en la práctica es el excelentísimo señor presidente de la República, en quien todo converge, quien todo autoriza, sin cuya aprobación nada se mueve.
Allá él con la cantidad de ministros a los que no les deja hacer nada por sí mismos y les maneja como si todos fueran unos ineptos. Y no son todos, pues. Solo la mayoría. Total, tiene la potestad de despachar a los que quiera y cantarles que les vaya bonito. Bonito en las embajadas que les ha de dar para que no se resientan, digo. ¡Qué ternura!
Y es que, para qué también, el excelentísimo señor presidente de la República es bien leal con sus amigos, a pesar de que dijo que entre la verdad y la amistad, escoge la verdad. ¿Se acuerdan con qué verdad le defendió a ese que era superintendente de Compañías, cobraba diezmos a los empleados y a las funcionaras les trataba de la tetona, la culona, la enana? Y después, ¿se acuerdan con qué verdad le defendió a su ministro de Deportes, a cuyos asesores les encontraron con maletas repletas de billetes y convirtiendo a los cheques en comida gourmet? Y ahora, ¿están viendo con qué verdad le defiende al fiscal?
Y es que el excelentísimo señor presidente de la República con tal de proteger a sus amigotes y atacar a sus enemigotes se va contra todo. Para él no hay división de poderes. Él copa todos los espacios. Y cuando no le hacen caso, entra en crisis ¡y se pega unas cabriadas!
Cómo será, que hasta les pidió a los asambleístas que renuncien a su inmunidad para que después el fiscal les pueda sacar la perimbucha y meterles presos, por atrevidos. Aunque como el excelentísimo señor presidente de la República defiende la verdad antes que la amistad, dijo que no les había pedido a los asambleístas que renuncien a la inmunidad, como todos le oímos que dijo, sino que la prensa corrupta no había captado la verdadera intención de sus palabras. ¿Entendieron? ¡Ahora la prensa tiene que captar las intenciones del siempre bien intencionado excelentísimo señor presidente de la República!
O sea, no solo el gabinete es el que está en crisis sino el excelentísimo señor presidente de la República enterito. Cómo será la crisis que tiene, que en el juicio que le metió el Samán ese que hay al Emilio Palacio, el excelentísimo señor presidente de la República dijo que bien hechito que le haya metido, porque la libertad de prensa no es insultar, calumniar, difamar. ¡El excelentísimo señor presidente de la República proclamando que no hay que insultar, que no hay que difamar, que no hay que calumniar! ¡Él, que cada sábado no hace más que eso contra todos los que se le ponen al frente! ¡Él dando lecciones de cortesía, comprensión y buen trato! ¡Él, que al que menos llama estúpido, idiota, ignorante, imbécil, basura, bruto!
Mismo mismo está en plena crisis el pobre excelentísimo presidente. Chuta, ojalá se mande él también una carta de renuncia.
Y se la acepte.

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