jueves, 23 de octubre de 2008

Su regalada gana

Por Xavier Lasso
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Algunas acciones piensa tomar este Gobierno para encontrar una matriz energética que elimine desperdicios, nos obligue a adoptar otros patrones de consumo y, así, ahorrar recursos que podrían ser invertidos en lo social. En principio bien, habrá que ver cómo le va con eso de las cocinas, de dos hornillas, a ser repartidas entre el más de dos millones de familias pobres, con lo que se podría eliminar el subsidio al gas y ahorrar más de 200 millones de dólares ya en el primer año.
El sábado más reciente elPresidente anunció otro plan, que se añade a las distintas propuestas dirigidas a diferentes sectores. Esta vez le tocó el turno a la aviación comercial. Ahora nos enteramos que se destinan como 140 millones anuales en subsidio, el combustible para sus aviones se los ofrece en un valor inferior al comercial y el Estado asume la diferencia. Las compañías nacionales deberán, en 18 meses, cambiar a aviones de cuarta generación, los Boeing 737 200 de Aerogal e Ícaro son de segunda y tienen una antigüedad de más de 30 años. Si no emprenden con esa renovación, se les ofrece crédito también, se les elimina el subsidio, su operación sería muy costosa y volarían bien bajito a una casi segura desaparición
El asunto tiene ribetes psicológicos, por lo que renovar la flota nacional va más allá de la pura necesidad económica. Cuando uno se sube a esos aviones lo asaltan muchas dudas, la principal: hasta cuándo resistirá el material. Sobran las explicaciones , no porque abunden, sino porque el encuentro con naves viejas a uno lo deja sordo y mudo. Flota nueva es igual a más seguridad y viaje relajado.
Pero yo, particularmente, y sé de antemano que el tema no es tan universal, puede hasta resultar elitista, tengo otra razón para apostarle a los aviones más modernos de Aerogal e Ícaro
Es que Tame, que ya ha avanzado mucho en la tarea, la mayoría de su flota es moderna, con aviones nuevitos, no presta un buen servicio porque no sabe tratar al usuario, que siendo consumidor también es ciudadano. Tame te puede dejar botado en un puerto porque no siempre piensa en el pasajero. El sábado anterior, en Guayaquil, yo había cumplido con lo pactado: reservación, pago de boleto y arribo, con 45 minutos de anticipación, a la terminal. Cuando llegas, esperando que la compañía cumpla con su parte, te dicen: “el vuelo ya está cerrado”, delante de ti una voz y una cara de desprecio. La razón aludida: cambio de avión, decidieron usar uno pequeño y entonces algunos pasajeros tienen que quedarse. “Yo no soy la empresa, quéjese con el supervisor”.
Todo monopolio hace daño y aun cuando lo máximo a lo que podemos aspirar es al oligopolio, imploro: apúrense las otras dos, porque sino Tame seguirá haciendo lo que le da la gana.

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