domingo, 22 de junio de 2008

Lujuria por las aletas

Nos enteramos nuevamente en un reportaje de este Diario, del domingo 8, de la inmisericorde aniquilación de tiburones solo por conseguir sus aletas, y la terrible modalidad que usan los pescadores.
En otro reportaje –televisivo– pudimos ver y sufrir por algo increíble. En una lancha se cortaban, a un tiburón vivo, sus aletas y el animal desesperado trataba de escapar de la brutalidad del hombre. Yo pensaba qué hubiese sentido el ejecutor de esa “hazaña” si a él le cortaban las piernas. La alucinante maldad de esas visiones infernales debería conducir a los asambleístas a descartar la orden malhadada de matar tiburones, y permitir enviar sus aletas a países asiáticos donde hombres dudosos de su capacidad viril, sueñan con un iluso espejismo sexual; inventado por los mercaderes de estos animales, merced a las engañosas e inútiles aletas.
Los asambleístas, aparte de forjar banalidades frívolas e intrascendentes, ¿por qué no recuerdan que también los animales son seres vivos que requieren protección? Se ha explicado hasta la saciedad la importancia que tienen los tiburones en los mares, en la cadena alimenticia de los océanos. Sorprende que quienes permiten esta expoliación de nuestros mares, ignoren este conocimiento científico.
Por un puñado de votos (en mucha duda) se permite destruir la vida animal de nuestros mares, de las Galápagos; y es de ética y respeto, recordar que hoy somos dueños de ese patrimonio natural, pero nosotros pasaremos y vendrán otras generaciones que reclamarán por esta ignorante y criminal destrucción de nuestra fauna marina, de nuestro actual y futuro patrimonio, y acusarán a quienes lo permitan.
Leonor Estrada de Vinueza,Guayaquil
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Qué le va a interesar al Presidente que miles de tiburones mueran y les arranquen sus aletas para venderlas como afrodisiaco, si no le importan los migrantes, ni su pueblo (gente).
Margoth Chiluiza
Valencia, España

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