domingo, 22 de junio de 2008

Chávez y las FARC, ¿se acabó la amistad?

Alfonso Oramas Gross
Qué hecho trascendental animó a Hugo Chávez para que cambie de opinión tan rápidamente y termine señalando que la lucha guerrillera de las FARC está fuera de orden, que la guerra de guerrillas pasó a la historia y que la organización subversiva colombiana se ha convertido más bien en una excusa de otros para amenazar a estos países? ¿Cómo entender esas palabras en boca de un mandatario que hace unas semanas señalaba que compartía el proyecto revolucionario bolivariano anhelado por las FARC, exhortando al mismo tiempo a que sean calificadas como fuerzas beligerantes?
Podría entenderse que Chávez finalmente entró en razón y que dijo lo que cualquier gobernante sensato hubiese expresado hace mucho tiempo. Quienes creen en Chávez dicen que ahora que puso a las FARC en su lugar, no hay razones para dudar de los motivos de su cambio de opinión. Sin embargo, no es posible olvidar que el comportamiento del presidente venezolano obedece a tal grado de oportunismo político, que su repentina petición a las FARC deja inevitablemente razones, al menos, para la curiosidad. Por eso es que hay quienes sostienen que la verdadera razón de la nueva versión chavista frente a las FARC se debe al profundo recelo que tiene Chávez respecto de las repercusiones que pudiesen traer las famosas computadoras encontradas en el campamento de Raúl Reyes.
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