En el año 2050,
se encontró la siguiente crónica en la prensa corrupta de la época
que hace referencia a los sucesos que se produjeron
a orillas del manso y caudaloso,
en diciembre de 2009:
"De cómo Don Fabricio, hermano mayor del Rey Don Rafael I,
no invitó al Soberano y Padrino a la boda de su Hija, La Mayor,
poco tiempo después de que Rafael I venía de codearse con su compañero de escuela
el rey Alberto de Bélgica
y de fracasar en su intento de visitar al príncipe Carlos de Inglaterra
por discrepancias técnicas
en cuanto a la solvencia testicular del solitario George".
El resentimiento, señala la crónica, venía produciéndose desde la infancia,
cuando el Soberano intentaba comprar, a puñetazos,
la primogenitura por un plato de lentejas,
y culminó cuando Fabricio dijo al Soberano:
"Tu no me gritas, por más presidente que seas, porque yo soy tu hermano mayor",
y se agravó cuando Don Fabricio
hizo circular unas invitaciones que rezaban así:
"Don Fabricio y su Señora Esposa
tienen el honor de No invitar a la boda de su hija
a Don Rafael I,
por seguir a un alemán medio chiflado,
inventor de una teoría extraña que se denomino algo del siglo XXI,
ni a Don Ricardo Patinador,
por pertenecer a algo llamado por el Ayatolá Huguito
la 5.ª Internacional,
ni a los integrantes de la Secta de los del Círculo Rosa.
El Soberano, sin embargo, como muestra de su magnanimidad,
le envió a Don Fabricio, con un señor de apellido Larrea,
unos manteles históricos
para que se usaran en las mesas
de la modesta recepción que ofreció a sus amigos.
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