Señor Presidente, quien escribe la presente votó por usted tanto en la primera como en la segunda vuelta electoral, convencido de que nos daría el cambio hacia una mejor vida para todos los ecuatorianos.
Me equivoqué. Usted ha cambiado mi vida y la de muchos ecuatorianos de la clase media; gracias al cambio, pasamos de la clase media a por debajo de la clase baja. Nunca imaginé que el cambio sería para empeorar mi vida.
Hasta hace poco laboraba en una empresa láctea. Hay muchas compañías de este tipo, pero son contadas las serias. Gracias a su brillante decisión, o la de sus asesores, usted obliga a las empresas a vender a 65 centavos el litro de leche en funda en Guayaquil.
En los actuales momentos estamos viviendo una crisis mundial por muchos factores (calentamiento global, producción de etanol, precios del crudo y alto consumo de mercados chino e indio), sin embargo, indica que al productor de leche se le debe cancelar 35 centavos el litro, lo cual me parece justo.
Las empresas en su mayoría están en la Sierra, por lo que tienen que transportar el producto a la Costa, eso cuesta 4 centavos por litro. Los distribuidores del producto, quienes somos los que hacemos la gestión comercial, ganamos 10 centavos. El tendero, quien entrega el producto al consumidor final, gana 10 centavos. Si a esto sumamos el costo del plástico, que es de 3 centavos, casi nos da un total de 62 centavos. No estoy considerando los costos de producción ni la utilidad que debe ganar el empresario, ya que considero que aún estamos en un país capitalista.
Este negocio no le conviene a nadie. Entonces, ¿qué han hecho los empresarios serios?, no producir el producto en funda, despedir personal; y están en su derecho, porque nadie va a invertir para perder. Gracias a esta magnífica decisión, muchos ecuatorianos estamos desempleados. Los empresarios, sin embargo, se dedican a exportar. Es conocido que en Venezuela están pidiendo este producto a gritos y, obviamente, están pagando bien. No quiero pensar, Presidente, que usted o sus asesores están trabajando para el bienestar de Venezuela, sin importar lo que les pasa a los ecuatorianos.
No soy empresario. Soy un hombre desempleado y desesperado porque no sé cómo alimentar a mis hijos ni pagar mis deudas. Entiendo las lágrimas de los mineros, quienes deben esperar seis meses para volver a trabajar y dar de comer a sus familias, gracias a que el desempleo ya es de todos. A pesar de todo, considero que usted es un hombre inteligente, pero desgraciadamente se ha rodeado de gente que nos está llevando a la tumba a todos. Por favor, economista Correa, aún está a tiempo de corregir.
Andrés Nicolás Castro Jama,Guayaquil
No hay comentarios:
Publicar un comentario