Editorial Diario La Hora
Martes, 18 de Enero de 2011
Una consulta popular adornada con guirnaldas y piñatas, en el fondo, solo esconde el deseo de tomarse para sí toda la justicia, amordazar a la prensa y ajustar a sus adversarios internos que controlan la Asamblea, la Judicatura y el Consejo de Participación Ciudadana.
El ataque a los banqueros, la caducidad de la prisión preventiva, las corridas de toros, los juegos de azar y el odio a los empresarios periodísticos podrían implementarse con simples reformas legales en su Asamblea de bolsillo.
Pero el Presidente de la República debe ver que de tarima en tarima, viajes y algazaras pueblerinas terminó en manos de una camarilla que no por reducida, sino por dañada, le hace tambalear su estabilidad.
Las vivezas de Patiño conjuntamente con el ex ministro Larrea compraron los manteles del parlamento, destituyeron al Tribunal Constitucional, se llevaron la Judicatura, movieron la tómbola de la Cortes y ellos mismos sacaron los números ganadores.
Desaparecido Larrea, Patiño se transformó en ‘gerente propietario’ de este pasado y mayordomo mayor del Consejo de Participación Ciudadana, que sin su autorización Carondelet casi no pudo nombrar Superintendentes. Pretendiendo reconquistar el poder, la camarilla nombró a dedo al Secretario del Presidente como mandamás de Alianza PAIS, pero no fue suficiente.
La Consulta pretende que Patiño vuelva a su nivel y, aunque no se pueden dar el lujo de prescindir de él, por lo mucho que debe saber, tendrá que aceptar que el ejercicio del poder será retomado por su verdadero propietario. Digamos no a la dictadura y que allá se arreglen entre viejos compadres.
El ataque a los banqueros, la caducidad de la prisión preventiva, las corridas de toros, los juegos de azar y el odio a los empresarios periodísticos podrían implementarse con simples reformas legales en su Asamblea de bolsillo.
Pero el Presidente de la República debe ver que de tarima en tarima, viajes y algazaras pueblerinas terminó en manos de una camarilla que no por reducida, sino por dañada, le hace tambalear su estabilidad.
Las vivezas de Patiño conjuntamente con el ex ministro Larrea compraron los manteles del parlamento, destituyeron al Tribunal Constitucional, se llevaron la Judicatura, movieron la tómbola de la Cortes y ellos mismos sacaron los números ganadores.
Desaparecido Larrea, Patiño se transformó en ‘gerente propietario’ de este pasado y mayordomo mayor del Consejo de Participación Ciudadana, que sin su autorización Carondelet casi no pudo nombrar Superintendentes. Pretendiendo reconquistar el poder, la camarilla nombró a dedo al Secretario del Presidente como mandamás de Alianza PAIS, pero no fue suficiente.
La Consulta pretende que Patiño vuelva a su nivel y, aunque no se pueden dar el lujo de prescindir de él, por lo mucho que debe saber, tendrá que aceptar que el ejercicio del poder será retomado por su verdadero propietario. Digamos no a la dictadura y que allá se arreglen entre viejos compadres.
http://www.lahora.com.ec/index.php/noticias/show/1101080668/-1/No_a_la_dictadura.html
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