Luis Chauvin
EL RASTRO PERDIDO
viernes 07/01/2011 Su Majestad emprendió la lucha contra las cachinerías. es decir, los lugares donde generalmente se expenden cosas robadas. Esto lo hace para frenar parte de la delincuencia, que en la “era revolucionaria” ha crecido en forma desmesurada. Pero las cachinerías no solo están en las bahías de Guayaquil o La Marín en Quito, sino que han aparecido entre los neopelucones o pelucones light , esos que tienen casotototas y carrotototes, y como son modernas, adquieren la categoría de cachinerías siglo XXI.
Una de ellas, por ejemplo, se “robó” una rebelión clasista policial y la está vendiendo como golpe de Estado y, a través de la cachinería Alvarado, bombardean con publicidad día y noche, tarde y mañana, con un caretuquismo descarado. Otra cachinería se robó conceptos trasnochados del Gorilón del Orinoco y los vende como socialismo siglo XXI. Lo grave es que hay incautos que la “compran”. Otro cachinero sustrae conceptos retardatarios y trata de venderlos como “Ley de comunicación”, y en esta “pachanga” hay gente medio inteligente.
Como el período de cuatro años para el que fue elegido el Presidente termina el 15 de enero, ya hay cachinerías que venden la idea de que aún le faltan tres años y que puede ser reelegido. Como Su Majestad declaró la guerra a las invasiones de tierras y reubicará a los autoconstructores, una cachinería está vendiendo lotes mal adquiridos, en las narices de los militares, para que el Gobierno los reubique. ¡Qué caretucos!
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