Pablo Ortiz García
Ya no puedo decir que el señor Presidente perdió una brillante oportunidad de quedarse callado. Al contrario, debo agradecerle por esa sabia decisión de no hacer los monólogos sabatinos mientras dure el Mundial de Fútbol. Aplaudo la agradable coincidencia de que el Campeonato se esté celebrando en estos días, aunque cada 4 años un Mundial, ahora me resulta demasiado tiempo ante la inteligente decisión del economista Correa de dejar descansar a los ecuatorianos al menos los sábados.
Ya no puedo decir que el señor Presidente perdió una brillante oportunidad de quedarse callado. Al contrario, debo agradecerle por esa sabia decisión de no hacer los monólogos sabatinos mientras dure el Mundial de Fútbol. Aplaudo la agradable coincidencia de que el Campeonato se esté celebrando en estos días, aunque cada 4 años un Mundial, ahora me resulta demasiado tiempo ante la inteligente decisión del economista Correa de dejar descansar a los ecuatorianos al menos los sábados.
E insisto con mi agradecimiento, ya que en los enlaces sabatinos lo único que logra el señor Presidente es dividir a la población entre los que él denomina pelucones y periodistas, y el resto, es decir, la gente que lo apoya, los mártires de todos los presidentes y dictadores que condujeron Ecuador desde su independencia. Ninguno de sus antecesores se salva porque han sido unos perversos con el pueblo. Según el señor Presidente, no ha servido tener uno de los Códigos del Trabajo más de izquierda desde su expedición en la década de los cuarenta, ni la suscripción de los acuerdos de paz y límites con Perú, entre otros hechos.
Le doy gracias porque los sentimientos negativos se dejarán a un lado por unas semanas. El enfrentamiento, política de Estado desde hace casi 4 años, dejará de aplicarse. La sociedad se beneficia de tan importante resolución presidencial. La tranquilidad de los hogares volverá, aún cuando los gritos por los goles metidos por algunos de los equipos participantes en el Campeonato Mundial, rompa el silencio de las mañanas. Pero estos serán eufóricos, llenos de júbilo, no de odio.
Gracias señor Presidente por su silencio sabatino. El rencor con el que se dirige en la mayoría de sus monólogos, tendrá un período de descanso, y eso alegra a los ecuatorianos y beneficia su salud. Por esa felicidad, también le agradezco. Espero su silencio le sirva para reflexionar respecto a que un país no se gobierna sembrando diferencias, sino acabándolas. Estas vacaciones, de solo 4 semanas, ojalá le ayude a pensar que la democracia se construye escuchando a todos los sectores, no solo oyéndose; abriendo la mente para comprender otras ideas no provenientes del partido de su propiedad
Gracias por estas semanitas de descanso que nos las merecemos la mayor parte de ecuatorianos. Gracias por pensar, aunque sea de vez en cuando, en aquellos que consideramos que muchos gobiernos que le antecedieron, hicieron más cosas buenas que el suyo, en el mismo tiempo en que usted lleva en Carondelet. Gracias señor Presidente por dejarnos ver en paz el evento deportivo más importante del Planeta, sin que nos amargue su vocabulario y ataque a todo aquello que a usted no le agrada.
Una pregunta,
¿no ha pensado en alargar indefinidamente estas vacaciones de silencio sabatino?
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